Seku, la mente de Un Gato con Pasaporte
Hola, soy Seku, cerebro detrás de UnGatoConPasaporte, que es mucho más que un simple proyecto de tours. Después de especializarme en turismo y dirección y administración de empresas y tras haber trabajado para distintos tour operadores no tardé en darme cuenta de que la industria estaba perdiendo oportunidades al no atender a los cambios que estamos viviendo.
Original de Madrid, me vine a Alemania en 2016 para aprender un nuevo idioma y a encontrar un camino . Siempre me han considerado una persona muy creativa y tenía la espinita clavada de crear contenido multimedia (cosa que hice cuando aún no estaba bien visto hacer vídeos en redes sociales), así que cuando llegué a Berlín no tardé en fascinarme por la cantidad de historia, cultura y diversidad que hay aquí.
Tomé la decisión final de hacerme guía en 2019 (lo sé, siempre elijo el mejor momento, y lo fue) después de sopesar mucho sobre la burocracia alemana y el tener que darme de alta como freelancer. No fue una decisión fácil, pero me di cuenta de que por primera vez disfrutaba realmente de mi trabajo. Pocos meses después empecé a hacer cursos de formación como el del memorial del campo de concentración en Sachsenhausen y poco después de recibir mi certificado de guía, entramos en cuarentena.
Pero no dejé que el 2020 frenara mis ideas. Más bien al contrario: lo tomé como la oportunidad perfecta para aprender más, no sólo de la historia o el idioma alemán, sino que también comencé a formar la página web que ahora estás visitando y poco a poco me zambullí en una piscina de documentos con ideas para artículos, tours, contenido multimedia (ahí abrí mis páginas de Instagram y Facebook) y no desistí a pesar de los muchos altibajos.
¿Por qué Un Gato Con Pasaporte?
Creo que mi gato (que, por cierto, en realidad es gata, pero para conocer esa historia tendréis que preguntarme) ha sido quien me ha mantenido con cordura después de decenas de horas delante del teclado. Como mi confidente, en casa, escuchaba mis ideas sentado sobre mis piernas, compartiendo las penas del duro y frío invierno berlinés.
Un día, investigando sobre la división de las dos Alemanias, empecé a contarle al gato que solía frecuentar el “Palacio de las lágrimas'' en Berlín o Tränenpalast. Este lugar alberga actualmente una exposición de lo que era un anexo de la estación de Friedrichstrasse, que en la época sirvió de lugar de control para civiles que quisieran pasar del este al oeste Berlinés o viceversa. En este “Palacio de las lágrimas” no sólo se controlaban, entre otros, los pasaportes, pero se presenciaban despedidas de por vida y era un lugar de división.
En ese momento recordé que yo adopté a mi gato y lo recogí en el ahora inactivo aeropuerto de Tegel, y que siempre paso por Friedrichstrasse para llegar a casa. Pensé: “De haber intentado escapar, podría decir, con perdón del anacronismo <<Mi gato al menos, tiene pasaporte>>”. Poco después terminé mi segundo tour propio: El muro a través de los escapes, donde mediante historias reales de intentos (exitosos y fallidos) de escapes hablo de las fases de construcción del muro.
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